Señores, la vida nos obliga a cambiar constantemente. Y nos sorprende. Yo pensaba que se me iba a hacer difícil adaptarme a la universidad, sin embargo, me ha ido mucho mejor de lo que esperaba, al menos en el aspecto emocional, que es el que he tenido tiempo de analizar.
La fulana "depresión post-cole" no me afectó. El ambiente de mi universidad me ha fascinado, he descubierto que ese entorno estimula mi creatividad, y deja salir la artista que estuvo serena durante los años del colegio, la que se limitaba a hacer lo que se le pedía.
Y bueno, resulta que atreviéndome a más de lo que solía hacer, y tomando mis riesgos, he podido estirar mis "límites" y he hecho cosas de las que estoy bastante satisfecha. Es que allá me siento cómoda. Y no es que me sentía incómoda en el colegio.
He descubierto que cada ambiente destapa una faceta de ti distinta. Serás divertidísimo con tu amigo Juanito, el tímido, pero te descubrirá súper conservador frente al apetito voraz de Juan Pedro, el amigo de tu hermano mayor. ¿Me siguen?
Es como un beeper en un discoteca, el suena, pero hasta que no lo saques a la calle no suena.
A lo mejor no.
Pero bueno, el punto es que me siento muy bien allá, y tengo ganas de trabajar. A excepción de ayer, que me quedé dando vueltas en la clase de Materiales y Técnicas, por pura vagancia. Tengo tarea que hacer ahora.
Así que los dejo. Bye-bye!
P.D.: esta entrada pudo ser buena, pero resultó ser muy mala. =) mis disculpas.