No es necesario que confiese que detesto tener frío, mi preferencia un termómetro que marque las cifras mas cálidas es publica… y creo que forma parte de mi idiosincrasia. Pero cuando en nuestro país comienzan las lluvias y el ambiente se refresca, no hay de otra que adaptarse al cambio. Para algunos seguirá igual de caliente, para otros, la humedad será un infierno, por mi lado he optado por ser optimista, y buscarle lo bueno a los días lluviosos.
Porque, a pesar de que literalmente aguan los planes, los días de lluvia son una excelente excusa para quedarse en casa y disfrutar de los placeres de la vida. Aquí comparto una lista de mis favoritos.
Abrigarme de forma exagerada. Para muchos es una locura, en este país, con este clima. La verdad es que soy friolenta. Y para rematar, en mi casa entra mucha luz, mucho aire, y si me descuido, mucha agua. Pero no hay nada que algunas cortinas, persianas cerradas y medias gruesas no puedan resolver.
La cama de mi querida madre suele ser ideal para calentarme. No sé si se trata de aquel elemento maternal que uno nunca logra distinguir, pero siempre percibe. Quizás se trata de la tendencia de mami a usar sabanas gruesas sin importar la fecha y lo imposible de lavar en nuestra Daewoo. La cama de la señora esta siempre lista y tendidita para que me esconda en ella.
Terminar ese bendito libro que te observa desde hace meses en tu mesita de noche. Nunca lo dejo donde pueda verme, pero cuando hay lluvia (y luz), busco a mi amigo olvidado y me acurruco en el rincón mas calentito a terminarlo. No hay escapatoria, no puedo sentarme en el balcón donde me distraerá el radio del vecino, ni van a venir mensajeros a entregarme el pedido del vecino del bloque contrario. Es eso… o eso.
Hacer chocolate caliente. Probablemente mi favorita, sobre todo si va acompañado de la opción anterior. El chocolate caliente (de agua) es una de mis cosas preferidas en el mundo, así que tomo cualquier pretexto para tomarlo. Podría decir que las lluvias casi me alegran, porque justifican que asalte la caja de Embajador de la nevera.
Largas conversaciones telefónicas. Preferiblemente debajo de las sabanas de mami, preferiblemente luego de terminar el libro, preferiblemente luego del chocolate, y preferiblemente con alguien con quien no haya hablado en años. Claro está, la persona con quien hable puede ser alguien de mi vida cotidiana, y si se ha leído el libro, pos mejor.
Desempolvar viejos CD’s. Sobre todo ahora que estamos en el período de transición en el que supuestamente desaparecerán. Buscar ese viejo CD que te valió tanto sacrificio comprar, o por el que te arrastraste en la tienda detrás de tu madre, siempre vale la pena. Se recuerdan buenos (o malos) tiempos. Y si tenias un pasado oscuro, te alegras de haber refinado tus gustos musicales. Yo, por ejemplo, me alegraría de encontrar mi disco Millenium de los Backstreet Boys.
Cocinar. Me antojo de cosas horneadas cuando está lloviendo. Lo cual no es muy bueno, según lo que he escuchado la temperatura afecta el resultado de los postres que requieren ser horneados. Pero mientras sea rico y caliente, disfruto cualquier cosa que pueda preparar con lo que encuentre en la nevera. Top Ramen está, por lo general, en el top.
¿Y ustedes? ¿Qué hacen durante los días lluviosos? ¿Los odian, los aman? Los dejo con este video, porque es lo massimo, y Rita Indiana y sus Misterios son una cosa epetacular.
